José María Arreola Mendoza (1870-1961), zapotlense, fue un hombre de ciencia, sacerdote, astrónomo y arqueólogo. Su vida se desplazó de un medio intelectual modesto hacia otros más importantes, como Guadalajara y México, atraído por el creciente movimiento intelectual, que indudablemente satisfacía sus inquietudes. Desde muy joven dedicó su vida a la docencia, fue un apasionado de las ciencias naturales: física, astronomía y vulcanología. Supo asimilar y apreciar el espíritu científico de su época que se propagaba por todas partes. Fue uno de los personajes que participó en la reapertura de la Universidad de Guadalajara en 1925, impartió de manera ininterrumpida diversas cátedras: mineralogía, geología, física, química, y meteorología, entre otras.