En este poemario de Jesús D. Medina, está, sin duda alguna, la conciencia histórica de lo vivido durante la pandemia del COVID-19, pero también el dolor, el amor, el recuerdo y la esperanza situados en una realidad donde se desvanencen los sujetos, las cosas, los negocios, el bullicio, el juego. Los poemas en La verdad es lo único que no cambia dan testimonio de la importancia de los que se fueron sin despedirse. Todos ellos, ancianos y niños, dejando las calles vacías, esparciendo miedo y demostrando que cualquiera puede morir, con nombre y sin nombre, sea bolero, sepultador, prestamistas, marchante o poeta.Su poesía hace posible imaginar "el mar entero en la mirada" como esperanza de lo que sabemos que vamos a morir.