En un contexto de transnacionalismo creciente y ciudadanía más activa, el Estado mexicano enfrenta, desde hace algunas décadas, la necesidad de construir un nuevo modelo de seguridad que pueda ser compartido y aceptado por la ciudadanía. En este nuevo modelo, el Estado mexicano se ve obligado a incorporar las formas emergentes de ejercicio de la ciudadanía en forma de sistemas de rendición de cuentas y procesos de toma de decisiones más democráticos. En el presente trabajo, se ofrece una interpretación de este problema desde la geopolítica crítica para sugerir que la construcción de una nueva utopía de sociedad segura no es un proceso sencillo y demanda la reconfiguración del discurso público.